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Hace casi un año que se había anunciado el concierto del ex One Direction en Chile. Tiempo de espera que sus fans utilizaron para organizarse y lucirse la noche del viernes ante un sorprendido y emocionado Harry Styles.

Puntual a las 19.45 subió al escenario Leon Bridges. El músico originario de Texas, que ha sido comparado con Marvin Gaye, fue el encargado de abrir el show. Con soul, R&B y 6 músicos en escena, logró comenzar el recital. A “Smooth Sailin” y “River” de su primer disco, Coming Home, sumó los éxitos de su nueva producción “Good Thing”. Cuarenta y cinco minutos más tarde, bajó del plató entre gritos y aplausos.

Un par de minutos más y del silencio el recinto pasó a la locura total. De pie, en medio del escenario, vistiendo pantalón negro, polera blanca y una chaqueta de lentejuelas, estaba Harry Styles.

“Only angel” abrió el show y el joven de 24 años hizo evidentes su experiencia y su carisma al cantar. Seguro, sonriente y bailando, comenzó su primera canción, dejando en claro que Rolling Stone no se equivocó cuando señaló que, con su primer álbum homónimo, venía a reclamar la corona de “príncipe del rock & roll”.

“Woman”, “Ever since New York” y “Two ghosts” sacaron suspiros entre las jóvenes. Música muy distinta a la que hacía en One Direction. Ahora en solitario, Styles exploró un estilo que se asemeja más al íntimo soft-rock de los setenta, una fórmula que fue aplaudida por la crítica a nivel mundial.  

Quinta canción y Styles ya habla español. “Chile, que público más bacán”, dijo, haciendo gritar aun más al Movistar. “Stockhom Syndrome” fue el primer flash back de la noche. La canción, parte del cuarto disco de One Direction, “Four”, derramó lágrimas entre sus fans.

“Meet Me In The Hallway” fue la primera sorpresa de su público. Dando muestras del poder que tienen las “fan girls”, el Movistar Arena se iluminó completo con un arcoiris frente a los ojos de un sorprendido Harry Styles. Las jóvenes pasaron horas antes repartiendo linternas con un papel de color para cada sección del recinto. Lo mismo hicieron con carteles que decían “Treat people with kindness” (Trata bien a la gente), que levantaron cuando cantó Sign of the Times“.

Ahora venía el turno de Styles. El cantante británico sorprendió cuando apareció en un segundo escenario del otro lado del arena. Allí cantó dos canciones y tocó la guitarra una vez más, esta vez para interpretar “If I could fly”. Acción que se convierte en hazaña cuando sólo hay 15 segundos para correr los 50 metros de vuelta al escenario A.

Ya casi al final, un cover de Fleetwood Mac (“The Chain“) destacó a la baterista, Sarah Jones, la más aplaudida por las fans. El cover no sólo muestra que las influencias del británico no están en el pop actual, sino que además, conectó a las adolescentes con letras de una banda que se consagró 5 décadas atrás.

Para el último quedóKiwi, su más reciente single. En español y en inglés el músico dio las gracias, se burló de sí mismo por hacer un tour tan grande con sólo un disco, y encantó con un set list de 17 canciones. Prometió volver pronto y con esa frase se quedaron sus fans. De seguro, planeando de ya, la próxima sorpresa que le tendrán a su querido Harry Styles.

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